Carlos Morales La libertad de expresión y pensamiento es la madre de todas las libertades. Cobija a todas las otras (religión, comunicación, prensa, credo, publicación, movimiento, etc.), y por ella debemos dar hasta la vida, según recomienda el Quijote, y enfatiza Voltaire. Pero esa libertad no es solo para los diarios, como pretende y coarta la sala, y aunque es preferible “diarios sin gobierno” que lo contrario, según dijo Thomas Jefferson, se equivoca el tribunal constitucional cuando, en nombre de la libertad de expresión, le limita la libre expresión al Presidente Rodrigo Chaves, por más contumaz que este sea. El lenguaje es el vehículo de ese derecho y libertad primera, del libre albedrío y, por eso, demanda TOTAL libertad. Sus excesos o extralimitaciones los regularán las leyes y, por ende, deben ser ventilados en los tribunales comunes. La Sala Coarta no puede, ni debe, meterse en asuntos de urbanidad ni de buenos o malos modales. Su manual es la Constitución Política y no El Carreño. Si Chaves insultó a alguien, pues al Procesal Penal, pero su lenguaje no puede ser coartado por un tribunal que pareciera plegarse cada vez más a uno de los dos bandos en lucha: La Nación y los medios ricos contra el gobierno. Lo verbal se responde con un mejor argumento y lo injurioso con el juicio penal. Los calificativos de Chaves son un piropo si se comparan con los que corren en cualquier sesión del parlamento de España. En este programa toqué un poco ese tema. El periodista cultural José Eduardo Mora, Premio Pío Víquez 2018, emprende ahora un nuevo proyecto de difusión y diálogo en los medios de comunicación.
Se trata de VIDAS PARALELAS, una convocatoria de líderes, pensadores, creadores de cultura –en su sentido amplio– para que divaguen sobre la realidad nacional y algo más. Él piensa que hace falta esa provocación intelectual en un país muy adormecido y ha puesto manos a la obra. Para empezar tan encomiable nueva misión, ha incorporado a su colega Roberto Acosta y, en una hora de televisión, han acorralado a preguntas al escritor Carlos Morales, de cuya plática nadie se pone a dudar. El resultado es un programa muy interesante, vivaz, lleno de apreciaciones controversiales que abordan lo mismo el gobierno de Rodrigo Chaves que la irrupción de las redes sociales, o la batalla del diario La Nación contra su tan anunciada muerte, sin dejar por fuera la literatura nacional y la pandemia de tontería que sufre la humanidad entera. La charla fue antes del Cindazo, el FODazo y el descalabro en el Ministerio de Seguridad. Por eso no se tocaron. En este enlace podrá encontrar el lector la conversación completa: https://eljornalcr.com/carlos-morales-el-periodismo-en-costa-rica-esta-mas-destruido-que-nunca/ Con motivo del Día Internacional del Libro (que por argucias del mercadeo se ha convertido ya en un mes completo), la Librería Lehmann convocó un “tour literario” al que los autores fueran a mostrar y firmar sus títulos. Se tomaron la molestia de invitarme. Nunca me ha gustado esa exposición solitaria ante una mesa a la que nadie se arrima, pues la gente sabe que le van a vender algo. Sin embargo, esta vez, había algunas razones para aceptarlo: 1- siempre es justo y necesario promover el libro, mondo y lirondo, frente a la avalancha de los celulares y, 2- era buena ocasión para reanudar los lazos antiguos entre Lehman y mi Editorial, suspendidos dos años por culpa de la pandemia.
Bueno, el show transcurrió feliz el sábado anterior, y llegó más gente de la que yo esperaba. No es que era una fila tipo Coello, Bad Bunny o G.Clooney, no, no; pero fue realmente gratísimo abrazar a un montón de amigos que tenía añales de no verlos. Como una enseña de mi agradecimiento, aquí les dejo unas fotos y les aseguro que en Facebook/prisma encontrarán otro tanto. C.M. Este artículo, de cariño y homenaje ante el fallecimiento de Claudio Gutiérrez, fue concebido para el Semanario Universidad, y se publicará en Forja la próxima semana. No obstante, la velocidad de los medios digitales se anticipó un poco y ya circula por varios de ellos. Si Ud. no quiere esperar, y no tiene conflicto con los formatos electrónicos, lo puede leer ya en:
https://eljornalcr.com/la-inteligencia-natural-de-claudio-gutierrez/ https://www.elpais.cr/2023/03/14/la-inteligencia-natural-de-claudio-gutierrez-c/ Carlos Morales Cuando las tropas golpistas del traidor Pinochet bombardeaban la Casa Presidencial de Chile, aquel 11 de setiembre de 1973, un flaco ex Ministro de Educación, ahora desempleado, logró salvar los umbrales de fuego y se puso a la orden del todavía mandatario. Salvador Allende, el legendario estadista que moriría unas horas después, al estrechar su mano en el fragor de las balas, le dijo: “Usted estará siempre, Aníbal¨. Aníbal Palma Fourcade está, pero ya no está. Me acaban de comunicar su partida esta madrugada, y no puedo menos que recordarlo con esa alegría de vivir que me contagió como hermano del alma, y con quien inventamos mil aventuras: desde fundar un Instituto Costarricense Chileno, otorgar algún premio, traer intelectuales, organizar cien actos culturales, irme a estudiar radiodifusión a Santiago, o pasar todos los lunes, con nuestras parejas, bailando rumbas en la Academia Merecumbé. ¡Había que verlo radiante y pleno, bailando la Cumbia Caletera! Su sonrisa espléndida y sus movimientos nerviosos no decían para nada la clase de héroe que escondía su figura quijotesca. Allende llegó a amarlo como a un hijo y, cuando apenas tenía 25 años, lo nombró Ministro de Educación Pública. Aníbal encabezó el polémico proyecto ENU y los estudiantes lo aclamaban como a una estrella del fútbol. Por ser el más joven, ante La Moneda gritaban: “el Pibe, el Pibe”. Y el histórico gobernante lo llevó con él hasta la ventana para que saludara. Ocupó otras carteras, presidió el Partido Radical, fue candidato a Senador, pasó meses de tortura en Isla Dawson, ocho años en el exilio, y se internó clandestino para seguir luchando por sus ideales solidarios. Y todo eso y más, lo hacía con la misma naturalidad humanista con que se lució como embajador en Costa Rica en los 90. La dignidad, la alegría, la valentía y la lealtad, eran para Palma una piel, un modo de vida que cargaba sin sentir ningún peso. Como todos los hombres superiores. Por eso todo el mundo lo amaba… Tanto como su Fanny del alma, quien lo acompañó hoy, hasta el último minuto, como una heroína del amor y de la vida que el héroe de la patria le enseñó cómo había que Ser. Si lo dijo Allende, así tendrá que ser: “Usted estará siempre, Aníbal”. Costa Rica, 16-2-23. Carlos Morales, Poli Délano, María Quirós y Aníbal Palma en Cartagena, Chile, en 2005
El periódico UNIVERSIDAD ha publicado, en su edición digital, un abarcador texto del periodista Carlos Morales sobre la descomposición general que vive la Humanidad y, en particular, los habitantes de este paralelo 10, meridiano 84.
Disfrútelo en: https://semanariouniversidad.com/opinion/la-disolucion-de-todas-las-cosas/ Estos son tiempos para agasajar al amor de familia, y este año con una nueva integrante… Se llama Belén –como su tatarabuela– y tiene apenas 15 días. Si la buscas la encuentras. Es el símbolo de ese amor que quisiéramos repartir por todo el Mundo.
Este 10 de diciembre del 2022 fuimos a despedir a Rocío Ortiz Contreras hasta su último viaje. Falleció tras una seria dolencia, y, en la iglesia de Moravia se concentraron muchos de los amigos que cultivó con su generosidad y don de gentes en la Universidad de Costa Rica, donde fue la secretaria por antonomasia del Semanario Universidad; hoy reconocida como la escuela práctica de periodismo más importante del país. Se dio a querer en ese cargo por más de 30 años y por eso no la dejamos nunca sola, ni en la puerta final de ese templo frío. En lo personal, fue por más de 20 años mi compañera de trabajo, de congojas, de triunfos y de grandes conquistas que la convirtieron en casi una hermana por derecho propio.
Paz a su alma buena, y mucha fortaleza a su hijo Jorge y demás familiares. Carlos Morales Carlos Morales
Como un integrante de ese montón de niños que nacimos después de la II Guerra Mundial, corro hoy el grave peligro de hacer el ridículo, por divulgar mi queja ante una discapacidad cultural que seguramente NO padecen los chicos menores, incluso aquellos concebidos en los años sesenta. Que ya son viejos. Pues resulta que, amante como mi esposa, de las manifestaciones culturales no muy masivas ni tan abigarradas como las del Parque Viva (que no conozco), procuro no faltar al teatro, ni al cine, ni a los conciertos, cuando prometen, pero me he topado con la dificultad de que esos eventos parecieran no estar a mi alcance, a pesar de que ya no sufro las dificultades económicas que antes sí me lo impedían. Semanas atrás quise llevar varios nietos a ver el montaje de Tesla, escenificado en el Teatro Alberto Cañas. Eran ocho entradas y me resultó imposible comprarlas. También me resultó imposible ver una obra que dirigió Leonardo Perucci en la Vargas Calvo, y me ha contado Oscar Castillo que hoy bajaron una de Roxana Ávila de cuya existencia solo se habrán dado cuenta los youtubers y seguidores de redes… Yo ni whatsapp tengo. Quizás no ocurra en todos los teatros, pero en este caso es bueno que paguen justos por pecadores. El fin lo justifica, y ofrezco aquí el detalle por si alguien me ayuda en una próxima ocasión y para beneficio sea de los artistas y creadores de espectáculos. Para entrar en un teatro, ya no se puede comprar el boleto en la boletería (paradójico), como en cualquier país del mundo. Es más: ya no hay boletería. La única forma de ingresar a muchas salas es vía Internet y, para ello, es preciso crear una cuenta con santo, seña y otros requisitos cibernéticos, o te quedás afuera. Tal parece que los teatros del Estado. (Esto no me consta). Le entregaron a equis empresa el servicio de vender boletos, por lo cual la firma cobra comisión y el “paganini” Estado también les paga por un servicio que ni los milenials pueden superar, pues la plataforma digital es poco amigable y a ratos medio tonta. Deberían aprender del Expresivo, que funciona muy bien. A mí me importa un ca-cahuate que los empresarios adjudicados se ganen un lindo billete, pero me parece imperdonable que mucha gente, sobre todo los boomers, no tengamos facilidades para ir al teatro si pertenece al gobierno. El asunto se ha extendido a otros recintos y, parcialmente, a los cines que frecuento, donde la plataforma también es comisionista y flexible. Creo necesario dar la voz de alarma, porque si andamos con esa gran pena de los teatros vacíos, pues se vuelve necesario buscar todas las maneras posibles de facilitar el acceso a las salas, sobre todo a los viejos, que ya nos enredamos en las teclas de un móvil y somos buenos clientes de la oferta cultural de las bellas artes. ¡Si no me ayudan no vuelvo! ¡Y tengo ocho hijos, diez nietos, y muchos parientes que podría invitar! ¡O crecemos juntos, o nos jodemos todos! |
Por una bio-pic del autor haga clic
InformaciónEsta página del escritor costarricense Carlos Morales fue inicialmente confeccionada a partir de una bio-bibliografía realizada, para la Escuela de Bibliotecología de la Universidad de Costa Rica, por la entonces alumna Ana Ruth Sanabria Méndez, en mayo de 2001. Con el paso de los años, se le agregaron otros contenidos y se ha actualizado con la obra periodística y literaria del autor.
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