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Por supuesto que el título de mi libro, EL CEMENTERIO DE LOS ESCRITORES OLVIDADOS, es una alusión –directísima– a la obra del novelista catalán Carlos Ruiz Zafón.
Pero no es una copia vil, de hecho, no hay ningún otro libro, salvo el mío, que lleve ese título, aunque la consagratoria saga de Ruiz Zafón sí se llama casi igual: El cementerio de los libros olvidados, y allí es donde está el tributo, como se explica en mi cortísimo ensayo. Aunque me negué a leer a Zafón mientras la campaña mercantil de La sombra del viento, estaba en funcia, cuando superé los cuatro tomos, hace apenas unos días, llegué a la conclusión de que es un Artista, y creo que es lo máximo a que puede aspirar un escritor de ficciones. Desde esa lectura, pude tirar parangones hacia otros universos y autores. Así, comencé un ejercicio de búsqueda y crítica que más que respuesta, es una sucesión de opiniones y preguntas. Todas en torno al buen contar, al escribir bien, al estilo, al don que he llamado el lenguaje mismo como arte. En última instancia, la belleza, que es la gran meta de todo escritor: crear música y emociones con las palabras. Eso es el ensayito, solo que me salí del tema, y entré en otras valoraciones más actuales y picantes. Y si alguien brinca y se arma la polémica, pues creo que nada mejor le podría pasar a nuestra adormecida parroquia literaria En el Facebook del reportero Arturo Gudiño (esto es un elogio, no el insulto profesional que nos receta Canal 6), ya hay una opinión valiente y directa como para comenzar. Comments are closed.
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