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Una prosa fresca, fluida, espontánea, aflora en las páginas de “El cementerio de los escritores olvidados”, de Carlos Morales Castro. Cascada de dulces y amenos relatos con jeques de la retórica poética latinoamericana intercalada con latigazos de crítica airada contra la mediocridad, los premios literarios y, héroes polares esculpidos por el mercadeo moderno. En los primeros capítulos, con lanza en ristre, arremete contra el brasileño Pablo Coelho calificándolo de “ramplón e insustancial” ante carencia de talento, creatividad, constancia y disciplina. Al canasto de reciclaje envió “El Alquimista” por aburrido, aunque haya vendido millones de ejemplares. El prolífero narrador cabalga sobre la huella de los jeques de la poética latinoamericana. Reconoce belleza, armonía y exquisitez en las plumas de Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Carlos Fuentes y García Márquez. Arguye que cada uno cuenta con obras magistrales pero esa lucidez, gallardía y encanto no trasciende en todos sus libros. García Márquez abrazó el pedestal con “Cien años de soledad” pero, paradójicamente, el equilibrio no matizó, con la misma fuerza, unos cuanto de sus compendios. Sorpresivamente, Morales Castro, da un viraje, en el mundo de chasquidos y chispas flameantes, para reconocer la majestuosidad de Isabel Allende, por cierto, merecida, justa y razonable. Con delicadeza y fragancia, jocosamente, expone vivencias, anécdotas y chispazos de su relación con los consagrados de la literatura costarricense del siglo XX. ¡…Si, si, los grandes! e icónicos Beto Cañas, José Marín Cañas, Joaquín Gutiérrez Mangel, Isaac Felipe Azofeifa, Fabián Dobles, entre otros. En ese transitar, dirige la mirada, sin contemplaciones, hacia las jóvenes promesas nacionales: Carlos Cortés, Oscar Núñez, Rodolfo Arias Formoso, Fernando Contreras, a quienes salva, entre otros. Al fulgurar José León Sánchez en la mira de Carlos Morales, lo califica de poco valor literario. Rechaza la veracidad de los hechos descritos en “La Isla de los hombres solos”, de José León Sánchez. …La narración la considera novelesca y, el éxito obedece más a sentencias en tribunales. El premio Magón otorgado a Sánchez es obra de un cabildero bien orquestado, comparable con el Nobel de Oscar Arias. Como diría mi abuelo, ¡A Dios rogando y con el mazo dando! La punzada más profunda ocurre contra los premios en las artes. ¡Y eso que le han dado cuatro!. Los califica de “pervertidos y carentes de valor”, muchos traídos al mundo al calor de los billetes verdes. ¡Una ofensa a la integridad heredada del Olimpo griego! El autor, en forma inesperada y, matizado de picardía, abandona la reyerta con los letrados para incursionar en el mundo de la farándula... Afirma que Arjona, Alejandra, Maluma, Paulina, hijos de la tecnología no tienen voz ni para cantar un bingo. ¡Canta más el gallito jardinero del vecino!, dice. Carlos Morales es un intelectual sagaz, franco, de mente creativa, inteligencia innata y lector empedernido. Suma, además, una picardía innata poco común en la intelectualidad. Frente al monitor es tan resbaladizo como un musulmán con granada en mano. En el recorrido entre caciques de pluma plateada, es juez y testigo del mundillo literario latinoamericano que lo amamantó, y le otorga créditos suficientes para escribir un “Cementerio de los escritores olvidados” y, circular entre los grandes de la literatura universal... Sergio Espinoza Alfaro Cordillera de la Carpintera, Cartago. El periodista José Eduardo Mora publicó un extenso artículo sobre nuestro libro EL CEMENTERIO DE LOS ESCRITORES OLVIDADOS, en el Semanario Universidad del pasado 12 de junio.
Allí, el más inquieto periodista cultural del momento, especula que, la clave del libro está en sus silencios, o sea, más en lo que calla que en lo que dice, y según ha confesado el propio autor, es una de las trampas que propone en el texto para que el lector participe y saque sus propias conclusiones. Ese análisis del panorama literario actual, usted lo puede encontrar en la siguiente dirección: https://semanariouniversidad.com/suplementos/la-taxonomia-literaria-de-carlos-morales/ El escritor Mario Zaldívar, tuvo a su cargo la presentación y dirección del coloquio que convocó la Librería Internacional, el pasado miércoles en Plaza Lincoln, para debatir sobre el ensayo El cementerio de los escritores olvidados.
El conocido novelista e historiador de la música popular, dijo que este nuevo texto de Carlos Morales –el número 25 de su cosecha– es un “trabajo valiente y provocador, apenas para despertar el cotarro de la literatura nacional y estimular una nueva producción de mayor calidad”. Morales, por su lado, aprovechó para teorizar un poco sobre el acto común de creación artística del escritor y del lector cuando este deconstruye la obra. Ambas creaciones son individuales y pueden variar mucho, incluso en intención y sentido. “Hay muchos lectores que me insisten en que este libro es una novela, y eso no sé si es un elogio o un insulto, chascarreó. Todo el diálogo entre los protagonistas y un público activo, discurrió en forma amena, y aunque algunos tuvieron que estar de pie atrás, nada los inhibió para preguntar. Entre las figuras conocidas del ambiente vimos a Jorge Muñoz, ex director de deportes; al cineasta Oscar Castillo, al novelista Oscar Núñez, al editor y diplomático Sebastián Vaquerano, al empresario Marco Zúñiga, al periodista José Ml. Peña, al catedrático Álvaro Poveda y a muchos escritores, estudiantes y periodistas jóvenes. De la exitosa actividad dan señal las fotografías que adjuntamos. Precisamente la falta de debate literario que impera en el país, y que tanto critica el autor de EL CEMENTERIO DE LOS ESCRITORES OLVIDADOS, es lo que viene a suplir el licenciado Juan Diego Castro Fernández con su nuevo programa: Piedra, papel y libros. Una intensa tertulia libresca que ha comenzado con Carlos Morales como invitado, y seguirá con otros escritores. El programa ahondó sobre las claves de la escritura y muchos temas polémicos que aborda el reciente ensayo de Morales, y se puede escuchar en Spotify y otras plataformas para todo el mundo si se sigue la siguiente dirección: https://open.spotify.com/show/77sS0uGEUwOJh5RWNPRwxC Carlos Morales habló a fondo sobre la escritura literaria y temas polémicos del mundillo cultural. Después de la conversación, Kendall Gómez, Juan Diego Castro, Carlos Morales y Sebastián Vaquerano.
Uno de los objetivos de la obra EL CEMENTERIO DE LOS ESCRITORES OLVIDADOS, del dueño de esta página, es que el tema de la literatura sea llevado a un debate más ambicioso que el de los twiter o X, que recorren las redes antisociales. Lo propone recordando los años 70, cuando los grandes medios tenían a Burstin, a Guido Sáenz, a Láscariz, a Montero Mejía, a Guido Fernández, a Áncora, y muchos más que propiciaban el debate cultural en sus espacios. La tarde de martes santo, cuando se presentó el libro en casa del autor, un selecto grupo de invitados inició el diálogo con cordialidad y vehemencia. Esperamos que eso continúe. Las fotos lo explican mejor. Todos son personajes conocidos de las letras, por lo que nos ahorramos más señalamientos. Por supuesto que el título de mi libro, EL CEMENTERIO DE LOS ESCRITORES OLVIDADOS, es una alusión –directísima– a la obra del novelista catalán Carlos Ruiz Zafón.
Pero no es una copia vil, de hecho, no hay ningún otro libro, salvo el mío, que lleve ese título, aunque la consagratoria saga de Ruiz Zafón sí se llama casi igual: El cementerio de los libros olvidados, y allí es donde está el tributo, como se explica en mi cortísimo ensayo. Aunque me negué a leer a Zafón mientras la campaña mercantil de La sombra del viento, estaba en funcia, cuando superé los cuatro tomos, hace apenas unos días, llegué a la conclusión de que es un Artista, y creo que es lo máximo a que puede aspirar un escritor de ficciones. Desde esa lectura, pude tirar parangones hacia otros universos y autores. Así, comencé un ejercicio de búsqueda y crítica que más que respuesta, es una sucesión de opiniones y preguntas. Todas en torno al buen contar, al escribir bien, al estilo, al don que he llamado el lenguaje mismo como arte. En última instancia, la belleza, que es la gran meta de todo escritor: crear música y emociones con las palabras. Eso es el ensayito, solo que me salí del tema, y entré en otras valoraciones más actuales y picantes. Y si alguien brinca y se arma la polémica, pues creo que nada mejor le podría pasar a nuestra adormecida parroquia literaria En el Facebook del reportero Arturo Gudiño (esto es un elogio, no el insulto profesional que nos receta Canal 6), ya hay una opinión valiente y directa como para comenzar. El próximo libro de Carlos Morales, que anuncia la Editorial Prisma para este mes, es un ensayo literario sobre libros y escritores hispanoamericanos y nacionales. En sus portadas el editor afirma que es:
“Una visión general de la literatura, con sus grandezas y sus miserias, con sus protagonistas más distinguidos y sus diletantes o merodeadores. En muchos casos con nombres y apellidos, en otros, con vacíos deliberados y cierto humor ácido. En ese ejercicio valiente y libre del criterio, que ha caracterizado su trayectoria como escritor y periodista, Carlos Morales nos ofrece un ensayo literario que despertará controversias y también, sin duda, muchas adhesiones”. También la obra incluye un total de 21 fotografías que ilustran hechos de la época que analiza. Tal es el caso de esta gráfica, donde aparecen Francisco Amiguetti, Alberto Cañas, Carmen Naranjo y Guido Fernández durante el acto inaugural de una semana de actividades artísticas auspiciada por el diario La Nación en 1974. |
Por una bio-pic del autor haga clic
InformaciónEsta página del escritor costarricense Carlos Morales fue inicialmente confeccionada a partir de una bio-bibliografía realizada, para la Escuela de Bibliotecología de la Universidad de Costa Rica, por la entonces alumna Ana Ruth Sanabria Méndez, en mayo de 2001. Con el paso de los años, se le agregaron otros contenidos y se ha actualizado con la obra periodística y literaria del autor.
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